Las políticas de apertura de fronteras del año 2008 hicieron que Ecuador dejara de ser un receptor itinerante de migrantes y se convirtiera en país receptor de migrantes a escala acelerada.

El 11 de Junio del 2008, en una iniciativa por promover el turismo, Ecuador levantó el requisito de visa de turismo para todas las nacionalidades. Así, ciudadanos de cualquier parte del mundo tenían 90 días para estar en el Ecuador con estatus de turista.
Este decreto creó una serie de efectos colaterales en los que las redes de tráfico empezaron a utilizar al Ecuador cómo punto de tránsito. Grupos de migrantes y poblaciones vulnerables en busca de refugio vieron en el Ecuador un nuevo hogar. 
Quito, cómo capital, experimentó una serie de cambios demográficos a menor escala que partes cómo el norte del país. Estos cambios tuvieron efectos significativos en su población. Quito,con una población de dos millones de habitantes, nota fácilmente a sus visitantes y nuevos grupos, haciendo de estos flujos migratorios un proceso difícil de ignorar. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La migración se ha dado desde Asia, El Caribe y África principalmente. En menor número, europeos también han migrado al Ecuador, aunque este proceso ha sido constante desde principios del siglo XX, con individuos del viejo continente que llegaban al Ecuador para realizar estudios o en busca de una nación amigable para asentarse.

A pesar de que la migración se da en gran medida en búsqueda de una mejora del estilo de vida, el lugar de donde proviene un individuo todavía define cómo será tratado en el extranjero. En Quito, las oportunidades de trabajo y la integración con la sociedad ecuatoriana están directamente ligadas al país de origen. 
A través de tres historias de vida, de tres hombres que llegaron al Ecuador entre el 2007 y 2009, vemos cómo fueron recibidos en Quito, su vida actual y miras al futuro y el impacto que ellos han tenido sobre la Luz de América.